Degustemos un cacao
Por Edgar Aldana Rosillo
Asesor de comunicaciones
Se terminó un nuevo año cacaotero y el balance se puede
hacer desde diferentes ópticas y así mismo, afirmar que fue bueno, regular o
malo, todo depende de cómo se mire.
Uno de los ítems más importantes es el de la producción
donde el resultado fue una caída del 12,03%, al pasar de 40.013 toneladas en
2009/2010 a 35.201 en 2010/2011
En comienzo y mirando de manera fría las cifras se podría
decir que el balance fue negativo, en la medida en que hubo un descenso, pero
sí se entra a detallar qué pasó, vemos que las cosas son diferentes porque fue
un año bastante complicado, fundamentalmente por el tema del clima.
No hay que olvidar que el país debió soportar uno de los
fenómenos de La Niña más duros que se han presentando, con un nivel de lluvias
que superó los registros históricos y sin espacio para una temporada seca como
era tradicional, antes de la llegada de la siguiente época lluviosa.
Esta situación implicó un incremento de la amenaza de
plagas y enfermedades en los diferentes cultivos y en casos como el del cacao
de la Monilia, que se favorece con condiciones húmedas como las que se
registraron, con el consecuente efecto sobre la reducción de la cosecha.
Es por eso que cuando se mira que la caída fue del 12,03%
se puede decir que el balance no fue tan negativo porque las pérdidas habrían
podido ser mucho más altas. Esto se evitó, gracias a los convenios que la
Federación suscribió con el Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural y con
el Instituto Colombiano Agropecuario (ICA), por medio de los cuales se
desarrolló una intensa campaña con los productores de las diferentes zonas
productoras para que aprendieran a manejar el problema y aplicaran las recomendaciones
de los técnicos.
Estos programas se continúan ejecutando, pero el balance
haciendo un corte al cierre del año cacaotero 2010/2011 es satisfactorio en la
medida en que se evitó una disminución más fuerte de la producción.
El otro problema que se tuvo fue el de la infraestructura
vial por causa de las intensas lluvias que provocaron el colapso de las
carreteras por donde debe transportarse la cosecha, ya que en la mayoría de los
casos se trata de vías terciarias de municipios alejados que carecen de un
adecuado mantenimiento y sufren las mayores consecuencias.
Si bien, entonces, por el lado de la producción los
resultados no fueron muy favorables, no sucedió lo mismo con los precios que
llegaron a tener un incremento de hasta $500 mil por tonelada, alcanzando
niveles de $5,7 millones, que sin embargo no pudieron ser aprovechados por
muchos productores debido a la escasez del grano.
Entre un año cacaotero y otro el aumento del precio
promedio fue de 6,16%, nivel que se ubica por encima de lo que fue la variación
del IPC, lo que significaría una mejora en los ingresos de los productores. No
obstante, el valor de la cosecha de 2010/2011 fue inferior en 6,61% respecto a
2009/2010, debido a la menor producción, que como dijimos antes fue de 12,03%,
lo que refleja entonces los mejores precios.
La situación de la cacaocultura colombiana contrastó
totalmente con lo que pasó en el mercado mundial donde se observó un superávit,
entre otras razones, por la alta producción de los países africanos, principalmente
Costa de Marfil, Ghana y Nigeria, que responden por la mayor parte de la oferta
del grano.
En dichos países se obtuvo cosecha récord que hicieron
que el mercado mundial se viera sobreabastecido, teniendo en cuenta que la
demanda no creció al mismo ritmo, sino de una forma más lenta.
Las perspectivas del cacao en estos momentos son
demasiado inciertas, aunque las previsiones de la Organización
Internacional del Cacao (ICCO) son las de un aumento en la
producción, ya no será tan grande como este año, pero el consumo también se
podría resentir, entre otras razones, por la crisis económica mundial que frena
la compra de cacao y la elaboración de los diferentes productos.