martes, 1 de febrero de 2011

DEGUSTEMOS UN CACAO


Por Edgar Aldana Rosillo
Asesor de comunicaciones

El efecto africano en Colombia

“A veces, hallarse ante una oportunidad es como tener una jirafa delante y sólo verle las rodillas”
Laurie Beth


Lo que pasa en África occidental nos afecta en Colombia. Esta frase que podría sonar bastante extraña por la aparente poca relación que tenemos con ese continente, es algo cierto para el caso de los cacaocultores y de paso para la economía nacional.

Y es que lo que está sucediendo por estos días en Costa de Marfil y en Ghana, se puede constituir en una oportunidad para la cadena cacao – chocolate de Colombia, si logramos seguir avanzando en tener un subsector fuerte, con altas producciones y expansión del área cultivada.

No se puede desconocer que el invierno generalizado que azota a todo el país, también causa daños a la cacaocultura nacional, pero sabemos que es algo pasajero y que como dice el refrán “después de la tempestad viene la calma”.

Mientras tanto, hay que ver que en Costa de Marfil la situación es más delicada porque están llegando incluso a una guerra civil, por razones políticas y esto, naturalmente, va a afectar la producción de cacao de ese país que es el primer productor mundial del grano.

En efecto, la lucha por el poder, por definir quién es el presidente de la república, luego de las elecciones que dejaron un vencedor, quien no fue reconocido por su oponente y actual primer mandatario que se aferra a su cargo, ha desatado una división enorme entre los partidarios de uno y otro.

Una de las consecuencias que ello acarrea es en el campo económico pues se frenan las exportaciones que como en el caso del cacao se trata del primer proveedor mundial y por tanto los precios podrían tender al alza, situación que se ha visto a lo largo de este año que está por acabar y donde las cotizaciones se constituyen en un estímulo para las siembras.

De otro lado, está el caso de Ghana, segundo productor mundial de cacao, y que empezó a obtener petróleo, lo cual puede originar un cambio radical en su esquema económico, pues es claro que cuando una nación se vuelve petrolera, comienza a depender en gran medida de este combustible.

Si vemos lo que ha pasado en países como el nuestro, Colombia, donde las regiones petroleras giran en torno a lo que genere el hidrocarburo, y si consideramos que Ghana no es más desarrollado que nosotros, podemos suponer que podrán comenzar a cambiar sus hábitos de trabajo.

El efecto será el desinterés por la agricultura y en este caso específico por el cacao ya que el petróleo les generará mayores divisas, con menor riesgo y mínimo trabajo, por lo que el grano irá siendo desplazado por el petróleo.

Si tenemos en cuenta que entre Costa de Marfil y Nigeria producen algo más del 51% de la oferta mundial del cacao, cabe preguntarse si no es hora en Colombia de empezar a pensar a futuro, en lograr una producción excedentaria y aprovechar el reacomodo que puede tener el mercado para volvernos protagonistas de primer orden.

Cabe recordar que el cacao colombiano es reconocido por su calidad como fino de sabor y aroma, lo cual corresponde únicamente al 5% de la producción mundial, pero que también se puede participar en el mercado del cacao corriente donde se puede seguir arañando un espacio importante.

Este debe ser un trabajo conjunto de productores, industria y gobierno, dirigidos a un mismo fin: aumentar la producción, con materiales tolerantes a plagas y enfermedades, alto rendimiento y búsqueda de nichos de mercado. La tarea está planteada, ahora hay que hacerla.