miércoles, 9 de marzo de 2011

Degustemos Un Cacao



Por Edgar Aldana Rosillo
Asesor de comunicaciones

Infraestructura, un camino por construir

Es una realidad inminente que Colombia está inmersa en un mundo globalizado, no somos una isla en el contexto internacional, y por eso se han firmado tratados de libre comercio con diferentes países y bloques, y el país continúa negociando otros tantos.

Esta situación conlleva unas relaciones comerciales firmes y unas ventajas que se deben aprovechar, tanto para vender como para adquirir bienes y servicios en los que nosotros somos fuertes, así como para traer lo que nos ofrecen países avanzados.

Sin embargo, cuando entramos a mirar cómo estamos preparados para el tema comercial nos encontramos con una enorme talanquera que sale a resurgir en momentos críticos como los que vivió el país con la ola invernal y con el paro de camioneros: la falta de una adecuada infraestructura.

No podemos negar que Colombia ha avanzado mucho en materia de vías, fundamentalmente las primarias, pero siguen siendo insuficientes y pobres para un flujo comercial de gran escala como el que se pretende tener con los acuerdos comerciales, en donde se necesita transportar mercancía hacia y desde los puertos.

La situación se torna más crítica si miramos las vías secundarias y terciarias que corresponden, en su gran mayoría, a las zonas rurales del país, donde se producen los alimentos y las materias primas para la industria nacional y extranjera.

Sin ir muy lejos hay que mirar lo que pasa con el cacao, un producto de economía campesina, que lo producen pequeños productores en fincas de menor tamaño y, en algunos casos, como sustituto de cultivos ilícitos, como programa de gobierno, con el apoyo de organismos internacionales.

Este panorama que debiera decir bastante sobre el interés que debía ponerse en las regiones cacaoteras, contrasta de plano con la realidad que se vive en ella y que afrontan nuestros cacaocultores.

Lo anterior quedó evidenciado con la reciente ola invernal que, prácticamente, destruyó las carreteras de regiones como Córdoba, Boyacá, Valle del Cauca, Santander, y la capital cacaotera de Colombia como es San Vicente de Chucurí, además de otros municipios como Rionegro, Landázuri y El Carmen, por citar solo algunos de esta zona.

Los productores de esta parte del país se quedaron con la cosecha en sus fincas porque no hubo manera de llevarlas a los centros urbanos ya que las vías se acabaron y por allí, escasamente, pasaban motos, pero no había forma de que transitaran carros y menos aun camiones.

La alternativa era un trayecto mucho más largo y engorroso, que hacía más costoso el transporte por razón de los fletes ya que eran varias horas adicionales para sacar el cacao del municipio a la ciudad y con unas carreteras que aunque con espacio para los camiones, tampoco estaban en buen estado.

A ello se sumó el paro camionero que se prolongó por 15 días y que desnudó otra de las grandes falencias en materia de infraestructura de transporte, como es la dependencia de los camiones, cuando el país cuenta con gran cantidad de ríos navegables y vías de ferrocarril que se pueden recuperar para emplear este medio.

El tema se ha puesto sobre el tapete en diversas ocasiones, con el transporte multimodal y la oportunidad de aprovechar la navegación fluvial, por los ríos Cauca, Magdalena, Orinoco y Amazonas, por citar solo algunos casos, y que permitirían una rebaja importante en los costos de transporte, y ganando en competitividad.

Además, aquí sería más difícil el bloqueo de vías para impedir que una mercancía vaya de un puerto a otro, bien sea dentro o fuera del país, pues no olvidemos que algunos de estos ríos se unen con países vecinos a los cuales podríamos abastecer con productos como el cacao colombiano.

Adicionalmente, está el transporte férreo, otra modalidad que se usó mucho en el pasado y que por efectos de la modernidad se fue perdiendo, pero que vale la pena recuperar para emplearlo en el traslado de productos, tal como se hace en muchos países de Europa, Asia y América.

El país cuenta con una gran red ferroviaria, que por efecto del descuido y el desgreño administrativo se perdió y en algunos casos hasta se robaron parte de esa estructura, pero que todavía es posible recuperar para poner a funcionar esa gran locomotora, como diría el presidente Juan Manuel Santos.

De hecho, en Colombia se cuenta con el tren para transportar productos como el carbón y la experiencia es muy positiva porque gracias a la posibilidad de mover varios vagones cargados con el mineral, con una sola locomotora, el ahorro en costos es importante. Algo así se puede hacer con otros productos como los del agro.

Por todo esto es importante analizar el tema de la infraestructura vial y de transporte que tenemos y que debemos mejorar para no rezagarnos de la locomotora de la modernidad y del mundo globalizado.